Con el mandato municipal agonizando, conviene reflexionar sobre la labor realizada en estos últimos cuatro años por el equipo de gobierno talaverano liderado por Jaime Ramos. Un periodo con muchos proyectos necesarios para el desarrollo económico, urbanístico y social de nuestra ciudad incluidos en el Decálogo de Proyectos Irrenunciables.
Este mal llamado Decálogo, que comprende 27 actuaciones en diversas áreas, fue refrendado por los principales partidos políticos, sindicatos y asociaciones de empresarios, vecinos, comerciantes, etc. en un claro gesto de unidad donde lo primordial era mirar por el interés general de los ciudadanos de Talavera.
Jaime Ramos aceptó gobernar el barco municipal con un rumbo definido por los talaveranos a través de los representantes de su tejido asociativo. El objetivo emprendido fracasó con él al frente, no se ha finalizado ninguno de los proyectos perseguidos a corto y medio plazo, además, los servicios municipales no se cumplen adecuadamente, el porcentaje de desempleados duplica la media nacional, las infraestructuras no reciben un mantenimiento adecuado y la deuda del ayuntamiento sigue siendo asfixiante.
Usted, Sr. Ramos, ha fallado a sus convecinos. En cualquier empresa privada y en muchas públicas, la no consecución de objetivos le supondría una pérdida de confianza y estatus, sin embargo, su partido le propone como candidato a revalidar la alcaldía. Quizás dentro de su formación se valore extraordinariamente el cumplimiento de otro tipo de objetivos, como secuestrar la voluntad de los 3.489 votantes de Ciudadanos en las últimas elecciones promoviendo el transfuguismo y fabricarse una mayoría que no le habían dado las urnas.
El próximo 26 de mayo sabremos, por fin, cuáles son las consecuencias de sus actuaciones a lo largo de estos años.