Vivimos en un escenario de carácter público y político ordenado según un conjunto de lógicas que son distintas a las que tiene un ciudadano de a pie, por eso nos parece todo muy confuso. Por puntualizar, las políticas públicas se deciden en función de dos criterios: los objetivos y los medios. A veces, alguno de ellos puede estar claro -por ejemplo una política cuyo objetivo es reducir el paro y la tasa de temporalidad-, pero no es lo habitual. Las políticas públicas que se basan en recursos naturales públicos se enmarcan dentro de un escenario de máxima complejidad. Esto es, por un lado los objetivos son múltiples, y por otro lado no hay certidumbres técnicas o científicas sobre cuáles son los medios, las metodologías, las tecnologías que nos permiten alcanzar los objetivos que se pretende.
Ante una situación de tal complejidad política y técnica, la forma más adecuada de toma de decisiones es el trabajo en red. Significa tratar de poner en la mesa todas las distintas partes implicadas en una política pública, tratar de intercambiar información, puntos de vista, tratar de encontrar soluciones que representen puntos de equilibrio entre los intereses de todas las partes implicadas, etc. En definitiva, tratar de corresponsabilizar a los técnicos en el proceso de implementación de las políticas. Todo este trabajo en red debería permitirnos hacer mejores políticas para hacer frente a problemas que son altamente complejos.
Uno de los problemas habituales que nos encontramos en la elaboración de políticas públicas es que adoptamos métodos o formas de toma de decisiones que no se ajustan con las políticas públicas que tenemos sobre la mesa. Muchas veces estamos en situaciones de alta complejidad política y técnica pero el decisor público no es capaz de entender que la política que está afrontando es un problema muy complejo y pretende actuar como si ese fuera un problema muy simple, es decir, como si los objetivos y los medios o tecnologías estuvieran claros. Ese desajuste entre la naturaleza de las políticas públicas y la forma o el método de toma de decisiones que finalmente se adopta, muchas veces es causa del fracaso de las políticas públicas.
Respecto a lo que nos traemos entre manos, sirva como ejemplo de un escenario de máxima complejidad el proyecto de parque temático Puy du Fou –aprobado por la Consejería de Fomento de Castilla-La Mancha y sometido actualmente a información pública-. La idea del modelo Puy du Fou es buena, ya que está impulsada por una asociación francesa que no tiene ningún accionista ni recibe dinero público. Y los objetivos, aunque múltiples, son todos positivos: nuevos puestos de trabajo, nuevas pernoctaciones turísticas, ampliar la proyección internacional de la ciudad, especialización de la ciudad en el turismo tipo familiar e histórico-cultural, etc.
Pero Puy du Fou no deja de ser una iniciativa privada que se autofinancia, para lo que necesita el respaldo de los actores políticos, y la consiguiente promoción que ayude a alcanzar esa financiación privada. Además, este parque temático necesita de un emplazamiento y de unos recursos naturales públicos. Por tanto, todavía no se han concretado los medios. En relación a cómo ejecutarlo, los expertos ya han alertado acerca del inexistente estudio de movilidad, del elevado consumo de agua que demanda, de la contaminación lumínica y sonora, así como de gases de efecto invernadero que afectarían directamente a la capital regional y a las poblaciones cercanas. Desde que se conoció la noticia del proyecto hace justo un año, se han ido sucediendo vertiginosamente las decisiones políticas en detrimento de las técnicas. Y al tratarse de un escenario político tan complejo, es necesario un trabajo más en red, sin precipitarse. De hecho, no está aclarada ni la situación urbanística del suelo en el que está proyectado el emplazamiento.
Sirvan estas líneas para prevenir antes que curar. Estamos ante un proyecto con unos objetivos lo suficientemente ilusionantes y necesarios como para que, por una incapacidad para entender la política pública en cuestión o por un afán de sacar rédito electoral, se impida anticipar cuáles son los medios más adecuados para que la puesta en marcha del parque temático Puy du Fou sea satisfactoria.