Que no nos dividan de nuevo 

Mis veranos, en el pueblo, se situaban en un bonita, tranquila y pequeña localidad en la provincia de León, perteneciente al municipio de La Vecilla. Eran tiempos en los que sólo se podían ver dos canales, en el mejor de los casos sin “niebla”, porque por el motivo que fuese ese día la señal llegaba bien desde el lejano repetidor y si uno tenía que llamar por teléfono tenía que desplazarse al bar, único lugar que tenía teléfono, y pagar luego los “pasos” que duraba la llamada con mis padres en Madrid.

En esta tranquilidad de vida, mi abuela materna siempre nos contaba alguna historia de su niñez, de su familia, de cómo era la vida allí hace mucho tiempo y como no, en alguna ocasión yo preguntaba por la guerra civil, cómo fue, qué hacía, cómo era la vida.

De entre aquellas historias, mi abuela incluía cómo mi abuelo combatió en los dos bandos o diferentes anécdotas del frente de batalla, pero hay una que viene a mi memoria desde hace días ahora que nos enfrentamos a unas elecciones autonómicas, por el capricho de alguna, donde pretenden enfrentarnos unos contra otros.

Contaba mi abuela cómo por la cercanía del Frente Norte con su pueblo pasaron los dos bandos. Lo “habitual” era el robo de ganado u otros recursos que consideraban necesarios para su guerra, algo de por sí ya traumático pues los dejaban sin alimento y a expensas de pasar hambre. Pero mi abuela, siempre se detenía, en especial, en un día en concreto. Aquel día, uno de los bandos llegó al pueblo e hizo llamar a mi bisabuelo que, según mi ella, ejercía algún tipo de representación.

Luis Meroño, concejal y portavoz de Cs Bargas

Una vez frente al oficial, éste le preguntó “dime quienes de los que viven aquí no son de los nuestros”. Mi bisabuelo negó la existencia en el pueblo de “traidores”. Tras alguna amenaza, incluso de ser fusilado, se mantuvo firme en la negación y finalmente se marcharon del pueblo sin realizar ningún “paseo”, esa repugnante costumbre de ambos bandos de detener a las víctimas en sus propias viviendas y, tras pasar, en muchos casos, una estancia en algún lugar habilitado como cárcel, se los llevaban a parajes apartados para ser asesinados y enterrados en fosas comunes.

Contaba mi abuela cómo desde entonces, con una de las familias “sospechosas”, crearon un vínculo especial de fraternidad que ha llegado hasta nuestros días, independientemente de ideologías, nivel económico o cualquier otra absurda diferencia.

Lo que está ocurriendo estos días en la Comunidad de Madrid es de extrema y ficticia polarización y el problema es que se está exportando a otros lugares de nuestro país, por lo que debemos reflexionar. No digo que esto nos lleve a otra guerra civil, que muchos de nuestros mayores lo piensan, pero sí a un odio, un desprecio y una desigualdad que nos debería atemorizar habiendo aprendido, como debiera ser, de anteriores historias como narraba mi abuela en aquellos veranos

Todos somos españoles, todos somos compatriotas, madrileños, castellanomanchegos, bargueños, navarros, catalanes, personas, seres humanos … ciudadanos. Cuando trabajamos juntos y sin distinción por el beneficio de todos, sabemos que es cuando alcanzamos las más altas cotas de bienestar, igualdad, tolerancia, respeto y justicia. La política no debe dividir a los españoles, sino unirnos.

 

Luis Meroño

Portavoz Grupo Municipal Ciudadanos Bargas